Hace pocos días el Ayuntamiento de Barcelona ha iniciado una campaña experimental para reducir los accidentes de tráfico sufridos por las motos en la ciudad.
Por ahora se trata de poner en 3 cruces de los más accidentados de la ciudad, una parrilla amarilla de uso exclusivo para motos con el semáforo en rojo, situada entre la línea de detención de los demás vehículos y el paso de peatones.
Su objetivo es que las motos puedan situarse en primera línea de salida cuando el semáforo se ponga verde, y cumple una doble finalidad: que las motos no tengan que zigzaguear entre los demás vehículos evitando accidentes, y que no ocupen el paso para peatones para salir en primer lugar.
Es decir, les facilitan que puedan salir corriendo en cuanto el semáforo de los peatones se haya puesto rojo.
Comentar que el Ayuntamiento comprobó la chapuza que había hecho el mismo día de inicio de las pruebas. Al usar la misma señalización que se usa en los cruces donde no se puede detener el vehículo, todos los vehículos, motos incluidas, se detenían antes de esa zona espacial, a pesar de las señales verticales que lo indicaban. Han tenido que pintar en el suelo "excepto para motos" para conseguir que funcione.
He de decir que si bien estoy a favor de todas las medidas que eviten un mayor número de accidentes, no puedo estar completamente de acuerdo con esta.
Las motos no deben zigzaguear entre los demás vehículos, han de mantenerse en el carril que le corresponda en función de la circulación. Por tanto si pasan entre los coches están creando un riesgo para sus vidas e incumpliendo las normas de circulación.
Partiendo de esta base, la medida propuesta por el Ayuntamiento comporta que en lugar de castigar el incumplimiento de la norma y la realización de conductas que no deberían admitirse por comportar un peligro para la vida del propio motorista como para los demás (peatones y conductores), se está protegiendo y, a mi entender, quitando gravedad a estas acciones.
Así, la actitud proteccionista del Ayuntamiento produce una sensación de seguridad nociva y que se puede vulnerar las normas sin recibir el castigo correspondiente. Esta aparente invulnerabilidad contribuye a la pérdida de respeto por los demás. Las normas de circulación no están puestas para fastidiar al conductor, cumplen una función ordenadora cada vez más necesaria.
Vamos muy mal si desde los organismos públicos encargados de la aplicación de las leyes se llevan a cabo iniciativas que premian su incumplimiento.
Un saludo
Carcolo
sábado, 10 de mayo de 2008
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