Hoy es 23 de abril. Sant Jordi (San Jorge).
Es el día del patrón de Catalunya, y aunque es un día laborable, siempre tiene una aire festivo diferente.
La leyenda de Sant Jordi, en versión breve, cuenta que un dragón raptó a una doncella. Un noble caballero, Sant Jordi, fue a rescatarla, luchando a vida o muerte con el dragón, hasta destruir a la bestia y liberar a la doncella. De la sangre del dragón nació una rosa roja.
Por ello la tradición es regalar a todas las mujeres una rosa. Como coincide asimismo con el día del libro, les corresponde a las mujeres regalar un libro al hombre.
Lo que era una bonita tradición, ha ido siendo absorbida cada vez más por el mercantilismo que consume a nuestra sociedad. Los precios de las rosas se duplican y hasta triplican al precio respecto a una semana antes. Es el día en que se ponen a la venta más libros, y lo triste es que es el día en que más libros se venden, siendo lo habitual que mucha gente solamente compre un libro este día, y casi, casi porqué toca (y casi siempre los libros más mediáticos o de personajes televisivos).
Ahora que, como dice Josep Mª Espinás en su artículo de hoy en El Períodico (enlace), lo destacable no es que un previsto best seller lo sea, si no que un libro cualquiera logre unas más que dignas ventas de 200, o incluso de 100 ejemplares, porque a lo mejor no los hubiera vendido en todo un año.
Aún así, y como cada año, por un rato he ido a las aglomeraciones entre paradas callejeras de rosas y libros. Y como cada año han caído una rosa y un libro.
Feliz Sant Jordi.
Carcolo
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